Un equipo con­for­mado por inves­ti­ga­do­ras del Ins­ti­tuto de Inves­ti­ga­cio­nes Socio­eco­nó­mi­cas (IISEC) de la Uni­ver­si­dad Cató­lica Boli­viana (UCB), la orga­ni­za­ción huma­ni­ta­ria Huma­nity & Inclu­sion (HI) y el Cen­tro de Pro­mo­ción de la Mujer Gre­go­ria Apaza (CPMGA) ganó un fondo de finan­cia­miento para con­tri­buir a la reduc­ción de la vio­len­cia de género en Boli­via, anun­cia­ron hoy el Grupo Banco Mun­dial y la Ini­cia­tiva de Inves­ti­ga­cio­nes sobre Vio­len­cia Sexual (SVRI, por sus siglas en inglés).  

The 2020 Deve­lop­ment Mar­ket­place: Inno­va­tions to Address Gen­der-Based Vio­lence award, es una com­pe­ten­cia anual creada con­jun­ta­mente por el Banco Mun­dial y SVRI para apo­yar a inves­ti­ga­do­res en todo el mundo a encon­trar solu­cio­nes inno­va­do­ras que ayu­den a per­so­nas, comu­ni­da­des y paí­ses a pre­ve­nir y res­pon­der a la vio­len­cia de género. Este año se pre­sen­ta­ron 250 pro­yec­tos a escala global.

La ini­cia­tiva gana­dora busca con­tri­buir a la pre­ven­ción y aten­ción de la vio­len­cia con­tra muje­res en Boli­via a tra­vés de la adap­ta­ción y puesta en prác­tica de un modelo de inter­ven­ción basado en agen­tes comu­ni­ta­rias, que son muje­res que sufrie­ron vio­len­cia de género y se for­ma­ron pos­te­rior­mente para orien­tar, remi­tir, deri­var y dar segui­miento a casos de muje­res en situa­ción de vio­len­cia, pro­mo­viendo su acceso a ser­vi­cios de jus­ti­cia. Este modelo es actual­mente imple­men­tado en El Alto por el Cen­tro Gre­go­ria Apaza.

Ade­más, el pro­yecto incor­po­rará a muje­res con algún tipo de dis­ca­pa­ci­dad, migran­tes, indí­ge­nas, y niñas y ado­les­cen­tes. La idea es mul­ti­pli­car el impacto y la sos­te­ni­bi­li­dad del modelo para que luego sea repli­cado a nivel nacio­nal y se lo imple­mente como parte de la polí­tica pública en esta área. 

"Los impac­tos de la vio­len­cia de género van mucho más allá del daño sig­ni­fi­ca­tivo e inme­diato a las víc­ti­mas y se mani­fiesta en impac­tos en la salud, ausen­tismo y pér­dida de pro­duc­ti­vi­dad en la fuente labo­ral, pér­dida de ingre­sos para las fami­lias, y efec­tos en las siguien­tes gene­ra­cio­nes. Los cos­tos para la socie­dad son gra­ves y cons­tan­tes”, dijo Caren Grown, direc­tora glo­bal de Género en el Grupo Banco Mun­dial. “A tra­vés de los pre­mios Deve­lop­ment Mar­ket­place, inves­ti­ga­do­res alre­de­dor del mundo están ayu­dando a ace­le­rar los esfuer­zos para pre­ve­nir y abor­dar la vio­len­cia de género.”

Por su parte, Eli­za­beth Dart­nall, direc­tora eje­cu­tiva de SVRI, opinó que “la inves­ti­ga­ción y la apli­ca­ción de sus hallaz­gos es esen­cial para enten­der los cau­san­tes de la vio­len­cia y los con­tex­tos en los que este fla­gelo se desa­rro­lla y, de esta forma, iden­ti­fi­car los cami­nos para lograr un cam­bio social sos­te­nido para aca­bar con la vio­len­cia con­tra muje­res y niñas”.

En los últi­mos cua­tro años, el Grupo Banco Mun­dial y SVRI han pre­miado con US$5 millo­nes a 50 pro­yec­tos de inves­ti­ga­ción de 32 paí­ses de ingreso bajo y medio. El pre­mio se entrega en memo­ria de todas las víc­ti­mas de la vio­len­cia de género, inclu­yendo a Han­nah Graham, hija de un fun­cio­na­rio del Grupo Banco Mun­dial. Este año, el pre­mio Deve­lop­ment Mar­ket­place apo­yará inves­ti­ga­cio­nes de Boli­via, Bra­sil, Cam­boya, India, Jor­da­nia, Ser­bia, Sudá­frica, Viet­nam, y a un equipo de inves­ti­ga­ción global.

La Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) estima que una de cada tres muje­res a nivel glo­bal ha sido víc­tima de vio­len­cia física y/​o sexual por parte de su pareja o de ter­ce­ros en algún momento de su vida. Peor aún, existe evi­den­cia sufi­ciente para afir­mar que durante la pan­de­mia por COVID-19 la vio­len­cia con­tra muje­res y niñas, espe­cial­mente la de tipo domés­tico, se ha inten­si­fi­cado en todo el mundo debido al con­fi­na­miento y a la falta de acceso a ser­vi­cios de protección.

Boli­via ha hecho impor­tan­tes avan­ces en la reduc­ción de las bre­chas de género y el abor­daje de la vio­len­cia de género. Hay mejo­ras sus­tan­cia­les en el acceso de las muje­res a la edu­ca­ción, la salud, la pro­pie­dad de la tie­rra y los car­gos públi­cos a tra­vés de varias leyes y regla­men­tos, así como una rees­truc­tu­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal. La apli­ca­ción de la pari­dad y la alter­nan­cia en el sis­tema polí­tico, por ejem­plo, tiene reper­cu­sio­nes direc­tas en la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res en la toma de deci­sio­nes a nivel nacio­nal y local. Tam­bién hay un desa­rro­llo intere­sante en el marco jurí­dico para res­pon­sa­bi­li­zar al Estado de sal­va­guar­dar los dere­chos de las niñas y las muje­res. A pesar de todas estas accio­nes, siguen exis­tiendo desa­fíos significativos.

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